Mientras la hermana esté en el hospital, Amy se hará cargo del perrito. Trata de enseñarle trucos nuevos como fetch, que es cuando te trae las cosas que le tirás, para sorprenderla a Zoe cuando salga, pero el perrito no quiere aprender.
Después de unos días, la dejan ir a verla. Amy tiene tanto miedo de que a la hermana le haya cambiado la personalidad que las manos no paran de temblarle en el camino. Después entra en la habitación y ve a un extraterrestre en una camita con todo tipo de tubos y cables saliendo de su cuerpo. Le lleva unos segundos para entender. La hermana ya no tiene el pelo lindo y oscuro y largo de siempre, y a lo largo de su pequeño cráneo desnudo hay una herida serrada de color rojo oscuro. Sin querer, Amy estalla en lágrimas. Enseguida sus manos van volando hacia su cara, para taparla, pero ya es tarde, y ya la mamá se enojó. Antes de que la arrastren fuera de la habitación, Amy logra mirarle a Zoe a los ojos. Pero los ojos de Zoe están apagados. Huecos.