El día anterior a la operación los cuatro van juntos a lo de los abuelos y toman zarzaparrilla con helado de vainilla y juntos ven la tele y La bella durmiente. Amy y Zoe se sientan muy juntas como si el aire acondicionado les diera frío. Después de la película, Zoe y los papás se levantan y van hacia el auto. Los abuelos se quedan sentados, cada uno de su lado del televisor. Amy permanece sentada con ellos hasta que escucha el ruido de las puertas del auto. Corre hasta la entrada principal de la casa y los mira por el vidrio policromado de la puerta cerrada, dan marcha atrás y doblan, después desaparecen, y el cristal azul marino se empaña, salvo en donde está su nariz aplastada. Sus dedos se deslizan lentamente por la madera mientras sus talones bajan paulatinamente hasta llegar de vuelta al piso. El piso está duro, y muy frío.